lunes, 31 de marzo de 2008

A las luces embriagantes y el viento frío había posibilidad de explicarlas, como no la había para el frío y la embriaguez. Toda la noche era un espectro que latía hondamente y un río que escapaba sangrando en la oscuridad, sin que uno supiera muy bien hacia dónde corría. Las calles trazaban imperiosamente su obstinado recorrido, un mapa bien dibujado donde cada cosa tenía su lugar. Pero he aquí que al caminar meditabundo por ellas uno se encontraba doblando una, dos, cien veces la misma esquina; encontrarse siempre con que faltaban pocas cuadras para llegar al final y súbitamente, encontrarse en una ciudad distinta, más grande y más complicada y más absurda, casi demasiado como para recorrerla porque ya uno estaba fatigado; además de que evidentemente todo eran delirios de borrachera y mañana desaparecería la ciudad y desaparecería con ella el intento de explicarla, el intento de agarrar con los dedos el agua del río sangrante. Y nace el deseo de quedarse siempre caminando entre la dulce escenografía de cartón, y la suave y melancólica placidez lleva a sentarse tranquilamente en el banco de una plaza hasta mañana, respirando la quietud anónima. Se siente arrastrado por el agua fría que a su paso destruye todas las ciudades, alterando cualquier mapa trazado sobre la arena. No pude menos que reír mirando cómo la esquina por la que pasé mil veces se mezclaba con la que nunca conseguí pisar. Y el agua arremolinando todo, y la luna reflejándose en el agua y mezclándose con ella.
Pero toda esa fiebre que flota en el aire no puede ocultar el frío que me nace en los huesos, la noche cruel de hambre y azotes, ni los perros que aúllan al aire, hiriéndolo. Entonces otra vez todo se corta en seco, el aire se hace de piedra igual que tu mirada, el río se congela porque no encuentra sentido ya en desbordarse por todos lados. Y el golpe brutal y discordante sacude los cimientos de la noche y de todos esos edificios que admirábamos hace apenas un instante, como sólo un idiota puede hacer, sin ver los aviones que vienen a estrellarse, los gritos y el sálvese quien pueda, detrás del que vienen las lágrimas que en algunos lugares no se extinguirán jamás. Así los pasos se detienen hasta un momento más propicio, aunque yo no lo quiera.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Ojalá las cosas hubieran sido de otra manera. Pero son así, y qué le vamos a hacer. Por más que desespere y le dé puñetazos a la pared, seguiré estando aquí, ya sólo queda pensar en algo más.
No derrames tu burla sobre mí
tal vez te estés equivocando
o estés olvidando algo
que veo esas manchas en tu ropa
que escucho tu voz cuando se quiebra
al menos yo no lo escondo
ni siquiera intentes tocarme
porque voy a hacerte pedazos
sólo eres un vaso a medio llenar
y te sientes rebalsar
¡Estúpido!¡Las pinturas sólo tienen un lado para mirar!

lunes, 17 de marzo de 2008

Pasos amenazantes y ridículos, pero siniestros.
La melosa y cruel voz sisea
que la locura es un crimen imperdonable
mucho más, los sentimientos
¡Tenías que hablar, maldita sea!
Sé lo que vas a decir
¿Crees que no lo sabemos?
¿Que nadie sabe que esto es una gran y podrida Farsa?
¡Diablos!¿Porqué tuviste que dejarme?
Ahora estás muerto
* * *
¡Mi bebé!
Déjame tenerte en mis brazos
¿Por qué todo es tan cruel?
Cómo desearía que no hubieras nacido
Cómo desearía llevarte conmigo
Cómo desearía dejarte libre
No me llames, déjame ir
No llores
Lamento dejarte sólo mis miedos
* * *
Estoy perdido ahora
no soporto el gris encierro
déjenme en paz
ustedes están igual de locos que yo
cuál es el maldito problema?
déjennos en paz
gusanos insignificantes
no olvides que tu locura es mucho peor que la mía
porque te crees normal
¡Basta! ¡Aquí nadie es normal!
* * *
No entiendes, basura
así son las cosas y así tienen que ser
¡demasiado estúpido para entender!
Nunca lo olvides
o seguirás teniendo problemas
Me dais asco
Os deberían matar a todos!
* * *
Odio decírtelo, pero no vas a doblegarme
Seguiré resistiendo
ni siquiera me hables, sólo me haces reír
Veamos cómo puedes ahora con todos nosotros
ya veo el terror en tus ojos
Ya me alejé hace tiempo del suelo
ya sólo me queda volar hacia el sol
y es terriblemente difícil
extraño el suelo frío y seguro
pero mis entrañas arden y me impulsan hacia arriba
si quieren venir conmigo, mejor
pero si no, no puedo obligarlos
susurros cómplices con el viento
locura arrebatada en la soledad de las nubes
mi mirada fija en el horizonte
que nunca he podido alcanzar
me refugio en un hueco de las montañas
porque no puedo con las ráfagas heladas
ni con la lluvia que me hiere
burlándose de mí
Mi caverna me seduce
y me encierro en la tibieza del invierno
y recuerdo momentos mejores
y espero allí un larguísimo tiempo
tanto, que ya todos murieron
y desespero de dolor
con la mirada baja, quiero remontar
pero he olvidado cómo
y tengo que aprender otra vez
mi vista se nubla por las lágrimas
no puedo entenderlo
De las sombras dormidas emerge una voz
un susurro anhelante y dolorido
y suplica
y grita
y su voz hiere el aire callado
y quién podría responder?
Si el llamado ya atravesó el mundo
y lo estremeció
y las palabras están de más
vuelve lentamente al sopor
intenta olvidar el dolor
y el grito sigue rasgando la noche fría y azul
Una y otra vez, desesperadamente
y a su grito se une otro
y otro
y otro
y otro
y ya son miles de voces clamando
y el cielo se tiñe de rojo
y el hielo arde
y el grito sólo suena
cuando se convierte en una marea de aullidos

miércoles, 12 de marzo de 2008

¿Qué es el poeta, miserable y tuberculoso, harapiento y desdichado, al lado de los versos que estremecen de belleza y locura? Todos se olvidarán del poeta y amarán su poesía; yo haré como el poeta y me olvidaré de mí misma, y amaré mi mundo nacido del caos. Daré vueltas en las estrellas, me hundiré en el mar...no puedo apartar mis ojos del cielo circular...soy sólo una línea de humo, espero arder de una vez; pero seré sólo una chispa en la hoguera, y nadie me recordará.

Y así será, nomás;
echaré mis pensamientos a volar
y las sombras se agrandarán sobre la tierra...

lunes, 10 de marzo de 2008

Esto lo estoy tocando mañana



-El nombre de la estrella es Ajenjo -está diciendo Johnny, y de golpe oigo su otra voz, la voz de cuando está... ¿cómo decir esto, cómo describir a Johnny cuando está de su lado, ya solo otra vez, ya salido? Inquieto, me bajo del pretil, lo miro de cerca. Y el nombre de la estrella es Ajenjo, no hay nada que hacerle.

-El nombre de la estrella es Ajenjo -dice Johnny, hablando para sus dos manos-. Y sus cuerpos serán echados en las plazas de la grande ciudad. Hace seis meses.

-Oye, hace un rato dijiste que en el libro faltaban cosas.

(Atención, ahora.)

-¿Que faltan cosas, Bruno? Ah, sí, te dije que faltaban cosas. Mira, no es solamente el vestido rojo de Lan. Están... ¿Serán realmente urnas, Bruno? Anoche volví a verlas, un campo inmenso, pero ya no estaban tan enterradas. Algunas tenían inscripciones y dibujos, se veían gigantes con cascos como en el cine, y en las manos unos garrotes enormes. Es terrible andar entre las urnas y saber que no hay nadie más, qué soy el único que anda entre ellas buscando. No te aflijas, Bruno, no importa que se te haya olvidado poner todo eso. Pero, Bruno -y levanta un dedo que no tiembla- de lo que te has olvidado es de mí.

-Vamos, Johnny.

-De mí, Bruno, de mí. Y no es culpa tuya no haber podido escribir lo que yo tampoco soy capaz de tocar. Cuando dices por ahí que mi verdadera biografía está en mis discos, yo sé que lo crees de verdad y además suena muy bien, pero no es así. Y si yo mismo no he sabido tocar como debía, tocar lo que soy de veras... ya ves que no se te pueden pedir milagros, Bruno. Hace calor aquí adentro, vámonos.

Lo sigo a la calle, erramos unos metros hasta que en una calleja nos interpela un gato blanco y Johnny se queda largo tiempo acariciándolo. Bueno, ya es bastante; en la plaza Saint-Michel encontraré un taxi para llevarlo al hotel e irme a casa. Después de todo no ha sido tan terrible; por un momento temí que Johnny hubiera elaborado una especie de antiteoría del libro, y que la probara conmigo antes de soltarla por ahí a todo trapo. Pobre Johnny acariciando un gato blanco. En el fondo lo único que ha dicho es que nadie sabe nada de nadie, y no es una novedad. Toda biografía da eso por supuesto y sigue adelante, qué diablos. Vamos, Johnny, vamos a casa que es tarde.

-No creas que solamente es eso -dice Johnny, enderezándose de golpe como sí supiera lo que estoy pensando-. Está Dios, querido. Ahí sí que no has pegado una.

-Vamos, Johnny, vamos a casa que es tarde.

-Está lo que tú y los que son como mi compañero Bruno llaman Dios. El tubo de dentífrico por la mañana, a eso le llaman Dios. El tacho de basura, a eso le llaman Dios. El miedo a reventar, a eso le llaman Dios. Y has tenido la desvergüenza de mezclarme con esa porquería, has escrito que mi infancia, y mi familia, y no sé qué herencias ancestrales... Un montón de huevos podridos y tú cacareando en el medio, muy contento con tu Dios. No quiero tu Dios, no ha sido nunca el mío.

-Lo único que he dicho es que la música negra...

-No quiero tu Dios -repite Johnny-. ¿Por qué me lo has hecho aceptar en tu libro? Yo no sé si hay Dios, yo toco mi música, ya hago mi Dios, no necesito de tus inventos, déjaselos a Mahalia Jackson y al Papa, y ahora mismo vas a sacar esa parte de tu libro.

-Si insistes -digo por decir algo-. En la segunda edición.

-Estoy tan solo como este gato, y mucho más solo porque lo sé y él no. Condenado, me está plantando las uñas en la mano. Bruno, el jazz no es solamente música, yo no soy solamente Johnny Carter.

-Justamente es lo que quería decir cuando escribí que a veces tocas como...

-Como si me lloviera en el culo -dice Johnny, y es la primera vez en la noche que lo siento enfurecerse-. No se puede decir nada, inmediatamente lo traduces a tu sucio idioma. Si cuando yo toco tú ves a los ángeles, no es culpa mía. Si los otros abren la boca y dicen que he alcanzado la perfección, no es culpa mía. Y esto es lo peor, lo que verdaderamente te has olvidado de decir en tu libro, Bruno, y es que yo no valgo nada, que lo que toco y lo que la gente me aplaude no vale nada, realmente no vale nada.

Rara modestia, en verdad, a esa hora de la noche. Este Johnny...

- ¿Cómo te puedo explicar? -grita Johnny poniéndome las manos en los hombros, sacudiéndome a derecha y a izquierda. (La paix!, chillan desde una ventana)-. No es una cuestión de más música o de menos música, es otra cosa... por ejemplo, es la diferencia entre que Bee haya muerto y que esté viva. Lo que yo toco es Bee muerta, sabes, mientras que lo que yo quiero, lo que yo quiero... Y por eso a veces pisoteo el saxo y la gente cree que se me ha ido la mano en la bebida. Claro que en realidad siempre estoy borracho cuando lo hago, porque al fin y al cabo un saxo cuesta muchísimo dinero.

-Vamos por aquí. Te llevaré al hotel en taxi.

-Eres la mar de bueno, Bruno -se burla Johnny-. El compañero Bruno anota en su libreta todo lo que uno le dice, salvo las cosas importantes. Nunca creí que pudieras equivocarte tanto hasta que Art me pasó el libro. Al principio me pareció que hablabas de algún otro, de Ronnie o de Marcel, y después Johnny de aquí y Johnny de allá, es decir que se trataba de mí y yo me preguntaba ¿pero éste soy yo?, y dale conmigo en Baltimore, y el Birdland, y que mi estilo... Oye -agrega casi fríamente-, no es que no me dé cuenta de que has escrito un libro para el público. Está muy bien y todo lo que dices sobre mi manera de tocar y de sentir el jazz me parece perfectamente O.K. ¿Para qué vamos a seguir discutiendo sobre el libro? Una basura en el Sena, esa paja que flota al lado del muelle, tu libro. Y yo esa otra paja, y tú esa botella que pasa por ahí cabeceando. Bruno, yo me voy a morir sin haber encontrado... sin...

Lo sostengo por debajo de los brazos, lo apoyo en el pretil del muelle. Se está hundiendo en el delirio de siempre, murmura pedazos de palabras, escupe.

-Sin haber encontrado -repite-. Sin haber encontrado...

-¿Qué querías encontrar, hermano? -le digo-. No hay que pedir imposibles, lo que tú has encontrado bastaría para...

-Para ti, ya sé -dice rencorosamente Johnny-. Para Art, para Dédée, para Lan... No sabes cómo... Si, a veces la puerta ha empezado a abrirse... Mira las dos pajas, se han encontrado, están bailando una frente a la otra... Es bonito, eh... Ha empezado a abrirse... el tiempo... yo te he dicho, me parece, que eso del tiempo... Bruno, toda mi vida he buscado en mi música que esa puerta se abriera al fin. Una nada, una rajita... Me acuerdo en Nueva York, una noche... Un vestido rojo. Sí, rojo, y le quedaba precioso. Bueno, una noche estábamos con Miles y Hal... llevábamos yo creo que una hora dándole a lo mismo, solos, tan felices... Miles tocó algo tan hermoso que casi me tira de la silla, y entonces me largué, cerré los ojos, volaba. Bruno, te juro que volaba... Me oía como si desde un sitio lejanísimo pero dentro de mí mismo, al lado de mí mismo, alguien estuviera de pie... No exactamente alguien... Mira la botella, es increíble cómo cabecea... No era alguien, uno busca comparaciones... Era la seguridad, el encuentro, como en algunos sueños, ¿no te parece?, cuando todo está resuelto, Lan y las chicas te esperan con un pavo al horno, en el auto no atrapas ninguna luz roja, todo va dulce como una bola de billar. Y lo que había a mi lado era como yo mismo pero sin ocupar ningún sitio, sin estar en Nueva York, y sobre todo sin tiempo, sin que después... sin que hubiera después... Por un rato no hubo más que siempre... Y yo no sabía que era mentira, que eso ocurría porque estaba perdido en la música, y que apenas acabara de tocar, porque al fin y al cabo alguna vez tenía que dejar que el pobre Hal se quitara las ganas en el piano, en ese mismo instante me caería de cabeza en mí mismo...

Llora dulcemente, se frota los ojos con sus manos sucias. Yo ya no sé qué hacer, es tan tarde, del río sube la humedad, nos vamos a resfriar los dos.

-Me parece que he querido nadar sin agua -murmura Johnny-. Me parece que he querido tener el vestido rojo de Lan pero sin Lan. Y Bee está muerta, Bruno. Yo creo que tú tienes razón, que tu libro está muy bien.

-Vamos, Johnny, no pienso ofenderme por lo que le encuentres de malo.

-No es eso, tu libro está bien porque... porque no tiene urnas, Bruno. Es como lo que toca Satchmo, tan limpio, tan puro. ¿A ti no te parece que lo que toca Satchmo es como un cumpleaños o una buena acción? Nosotros... Te digo que he querido nadar sin agua. Me pareció... pero hay que ser idiota... me pareció que un día iba a encontrar otra cosa. No estaba satisfecho, pensaba que las cosas buenas, el vestido rojo de Lan, y hasta Bee, eran como trampas para ratones, no sé explicarme de otra manera... Trampas para que uno se conforme, sabes, para que uno diga que todo está bien. Bruno, yo creo que Lan y el jazz, sí, hasta el jazz, eran como anuncios en una revista, cosas bonitas para que me quedara conforme como te quedas tú porque tienes París y tu mujer y tu trabajo... Yo tenía mi saxo... y mi sexo, como dice el libro. Todo lo que hacía falta. Trampas, querido... porque no puede ser que no haya otra cosa, no puede ser que estemos tan cerca, tan del otro lado de la puerta...

domingo, 9 de marzo de 2008

Y es así, nomás

Y sí. Vuelta a empezar, sin nada logrado. Fin de semana de bajón, de perder el tiempo. No escribí nada interesante, no leí nada, no hice nada útil para nadie (más bien estorbé bastante). Me la pasé meditando sobre un montón de cosas, sin llegar a ningún puerto. Alimenté enojo, fastidio, desprecio; me di cuenta de que soy insegura, solitaria y huraña, de que alguien apretó el botón de rebobinar y que yo, que me proponía crecer, he retrocedido. Para hacerlo más triste todavía, no le dije "te quiero" a nadie. Y hace un rato largo que no lo digo.

Ellos se atrevieron


No se trata de esta o aquella cuestión secundaria sobre tácticas, sino de la capacidad de acción del proletariado, su fuerza para actuar, de la voluntad de poder del socialismo como tal. A este respecto, Lenin y Trotsky y sus compañeros fueron los primeros, los que avanzaron a la cabeza como ejemplo para el proletariado del mundo: son todavía los únicos que hasta el momento pueden gritar: "¡Me he atrevido!"
Rosa Luxemburgo

sábado, 8 de marzo de 2008

Hemos perdido aún este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde estabas?
Entre qué genes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
Pablo Neruda
Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo cayendo en tus ojos,
caracola terrestre, en ti la tierra canta!
En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.
En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla
y tu silencio acosa mis horas perseguidas,
y eres tú con tus brazos de piedra transparente
donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.
Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla
en el atardecer resonante y muriendo!
Así en horas profundas sobre los campos he visto
doblarse las espigas en la boca del viento.

jueves, 6 de marzo de 2008

Nadie había soñado jamás con una revolución así


EL GRAN SUEÑO


Febrero de 1917. Estalla la revolución mas violenta de todos los tiempos. En una semana la sociedad se deshace de todos sus dirigentes: el monarca y sus hombres de leyes, la policía y los sacerdotes; los propietarios y los funcionarios, los oficiales y los amos.



No hay ciudadano que no se sienta libre de decir en cada momento su conducta y su porvenir. Surge entonces, de lo más profundo de Rusia, un inmenso grito de esperanza, en esa voz se mezcla la voz de todos los desesperados, los humillados, los desdichados. En Moscú, los obreros obligan a sus dueños a aprender las bases del nuevo derecho obrero.



En Odesa, los estudiantes dictan a su profesor un nuevo programa de historia de las civilizaciones; en el ejército los soldados dejan de obedecer a sus superiores.


Nadie había soñado jamás con una revolución así.



Ahora ese sueño circula por las venas de todas las almas desesperadas y desdichadas de este planeta.



La gran debilidad de muchos “revolucionarios” consiste en sus absoluta incapacidad de entusiasmarse, de elevarse sobre el nivel rutinario de las trivialidades, de hacer surgir un vinculo vital entre él mismo y los que lo rodean. El que no puede enardecerse, no puede enardecer su vida ni las de los demás. La fría malevolencia no es bastante para adueñarse del alma de las masas.



Muchos revolucionarios contemplaron la revolución con envidiosa alarma. Es que la vida personal de los revolucionarios siempre traba su percepción de los grandes acontecimientos en los que participa.



Pero la tragedia de las pasiones individuales exclusivas es demasiado insípida para nuestro tiempo. Porque vivimos en una época de pasiones sociales. La gran tragedia de nuestra época consiste en el choque de la personalidad individual con la comunidad.



Para alcanzar el nivel de heroísmo y abonar el terreno de los grandes sentimientos que dan vida, es menester que la conciencia se sienta ganada por grandes objetivos. Toda catástrofe individual o colectiva es siempre una piedra de toque, pues pone al denudo las verdaderas relaciones personales y sociales. Hoy día es necesario probar este mundo.



El poeta, por ejemplo, se sintió independiente del burgués y hasta se peleó con él. Pero cuando el asunto se trato de la revolución, resultó un parásito hasta la médula de los huesos. La psicología del individuo así mantenido y dedicado a ser sanguijuela humana, no tiene rastros de bondad de carácter, respeto o devoción.



Hoy día los señoritos estudian todavía en libros a costa del sacrificio de los explotados, se ejercitan en periódicos y crean “nuevas tendencias”. Pero cuando una revuelta se produce enserio enseguida, descubren que el arte se encuentra en las cabañas, en los más recónditos agujeros, donde anidad los chinches. Es necesario derribar a la burguesía porque es ella quien la cierra el camino a la cultura.



El nuevo arte no solo desnudara la vida, sino que le arrancara la piel.



Amar la vida con el afecto superficial del deleitante, no es mucho mérito. Amar la vida con los ojos abiertos, con un sentido critico cabal, sin ilusiones, sin adornos, tal como se nos aparece con lo que ofrece, esa es la proeza.



La proeza también es realizar un apasionado esfuerzo por sacudir a aquellos que están embotados por la rutina, obligarles a abrir los ojos y hacerles ver lo que se aproxima.




León Trotsky

miércoles, 5 de marzo de 2008

El corazón es demasiado débil para resistirse a tu melodía, aunque me haya contenido mil veces. Juré no pensar ni siquiera en vos, no rozarte siquiera con mis sucios pensamientos, no cometer la desdicha de exorcizar mi amor con las palabras. ¿Pero cómo algo nacido de tan hondo podría mancillarte? Sé la verdad, estoy rasgando tu altar en este instante, porque tu imagen no es para Dios o para los hombres. Simplemente me condeno por no resistir la tentación, pero puedo arder en el infierno sólo por buscarte. Evito las comparaciones que te rebajan a la simple poesía. Nunca quise escribirte, quise siempre vivirte con la certeza de que la fortuna es demasiado grande para un simple hombre. Odio a aquel que tocó por primera vez tu cuerpo de éter pero sé que nadie podría mancharte verdaderamente; antes bien, tu piel ha bautizado a fuego a ese desdichado que ha podido tocar con su carne el paraíso de los ángeles. Si me ofrecieras tu amor, porque tu inocente espíritu no percibe tu belleza que deja sin aliento, tu voz de catedral y trompetas, tu piel de nubes blancas e incorpóreas; ¡ah, si me ofrecieras tu amor no dudaría en rechazarlo! Amor de mi pobre corazón, tus manos no están hechas para tocar mi cabeza sombría; heroicamente renunciaría al dulce ámbar de tu boca, no me atrevería a dejarte entrar en mi juego de mentiras, de trampas, de dobles sentidos. ¿Qué maliciosa intención podría alimentar mirando tus ojos? Mi desesperación por dejar un testimonio del milagro de tu cuerpo obedece al temor recóndito que me ensombrece, al temor de dejarte estúpidamente sin tus alas..¿cuánto puede vivir un ángel entre nosotros? Y si parezco infiel a los ojos de todos, si me revuelco con mil otros en un gesto que parece de desdén, es porque sólo así me alejo de vos y ensuciándome hasta el fin me aseguro de no tener nunca el atrevimiento de tocarte.

Me retiro reverenciándote

Y en buena ley.
¡Ah! Hasta el perdedor más sucio sabe admirar la jugada perfecta; dudo que la hayas siquiera visto pasar. Sólo es propia de los genios, darle el golpe a tu rival esquivando sus trampas, apartándote por un momento, pateando el tablero; has sabido conquistar un admirador ferviente en lugar de un feroz contrincante. Ni siquiera cabe ya envidia o rencor; me hiciste arder con el fuego inesperado de tu dulzura, de tu alejamiento, tus artificios me han atado a tu imagen, pero ahora me has atravesado, me has dejado en los huesos acercándome a la vida misma como si tal cosa...me has puesto de cabeza y ya sólo puedo mirarte desde las entrañas mismas de la adoración, sólo por hoy, sólo por un momento. Pero has dejado que te atesore como a la misma Venus, has sumado uno más a tus mil mares cambiantes a los que rindo culto.

martes, 4 de marzo de 2008

Sólo es por diversión, sé que vas a perdonarme. No podrías hacer otra cosa, con un loco como yo. Ah, nena, estaría perdido sin vos. Lamento que las cosas tengan que ser de esta manera.
Pero ya sabés, la vida no es justa, ni simple tampoco.
Las cosas se mueven a mi alrededor
sólo te tengo a vos
sos todo lo que tengo
tengo todo lo que sos
no estoy aquí
así que olvídate de mí
vuelve a buscarte a algún lado
con suerte algo todavía podrás encontrar

Y te sentís un poco mareado...

Cuando estás tirado en la cama y necesitás un buen descanso...porque algo te aprieta la cabeza
Cuando mirás por la ventana pero tu mirada es hueca.
Cuando te das cuenta de que estás pálido y babeante.
Cuando las palabras se desorbitan y querés escupir lo que tenés atragantado.
Cuando el tic tac del reloj te martillea el cerebro.
Cuando el sonido del teléfono te golpea el corazón.
Cuando estás en pausa, en pausa y por todos los diablos, nadie te deja en paz.
No es lo mejor...
Y te sentís un poco pequeño
y no estás para nadie
y pensás cosas sin sentido
pero de todas maneras eso nunca ocurrió
la gente sabe que sabés
ay por Dios
sáquenme de aquí
qué es lo que hiciste?
Nena, qué hiciste?

La Muralla China

El Imperio es eterno, pero el emperador vacila y se tambalea; dinastías enteras se derrumban y mueren en un solo estertor. De esas batallas y esas luchas no sabrá nada el pueblo; es como el retrasado forastero que no pasa del fondo de una atestada calle lateral, mientras en la plaza central están ejecutando al rey. Hay una parábola que describe muy bien esta relación. El emperador- así dicen- te ha enviado a ti, el solitario, el mas miserable de sus súbditos, la sombra que ha huido a la mas distante lejanía, microscópica ante el sol imperial; justamente a ti, el Emperador te ha enviado un mensaje desde su lecho de muerte. Hizo arrodillar al mensajero junto a su cama y le susurró el mensaje al oído; tan importante le parecía, que se lo hizo repetir. Asintiendo con la cabeza, corroboró la exactitud de la repetición.

Y ante la muchedumbre reunida para contemplar su muerte -todas las paredes que interceptaban la vista habían sido derribadas, y sobre la amplia y alta curva de la gran escalinata formaban un círculo los grandes del Imperio-, ante todos ordenó al mensajero que partiera. el mensajero partió en el acto; un hombre robusto e incansable; extendiendo primero un brazo, luego el otro, se abre paso a través de la multitud; cuando encuentra un obstáculo, se señala sobre el pecho el signo del sol: adelanta mucho más fácilmente que ningún otro. Pero la multitud es muy grande: sus alojamientos son infinitos. Si ante él se abriera el campo libre, como volaría, que pronto oirías el glorioso sonido de sus puños contra tu puerta. Pero en cambio, que vanos son sus esfuerzos: todavía está abriéndose paso a través de las cámaras del palacio central; no acabará de atravesarlas nunca; y si terminara, no habría adelantado mucho; todavía tendría que cruzar los patios; y después de los patios el segundo palacio circundante; y nuevamente las escaleras y los patios; y nuevamente un palacio, y así durante miles de años; y cuando finalmente atravesara la última puerta -pero esto nunca, nunca podría suceder- todavía le faltaría cruzar la capital, el centro del mundo, donde su escoria se amontona prodigiosamente.

Nadie podría abrirse paso a través de ella, y menos aún con el mensaje de un muerto. Pero tu te sientas junto a tu ventana, y te lo imaginas cuando cae la noche.

lunes, 3 de marzo de 2008

Necesito una vida más seria. Si estoy en pausa es porque me hace falta crecer.