martes, 25 de agosto de 2009

El brillo fugaz que puedo alcanzar me desespera a tal punto que creo que voy perdiendo la razón. Un momento de lucidez lo único que me permite es estallar en llanto desdoblado, en un quiebre de angustia silenciosa, diluida en el camino en colectivo hasta mi casa, sintiendo que me voy pareciendo cada vez más a una rata en una cueva, que observa todo y no recoge más que migajas, que tiembla cuando escucha la respiración de otro y huye apenas se enciende la luz, temiendo por su vida insignificante y vacía. No quiero ahorrar palabras para insultar cada uno de mis actos, lamentar la mugre que me rodea y me alimenta. Cierro los ojos y me concentro, y no veo más que un círculo fatal que me envuelve hasta encerrarme por completo, me asfixia, y va suicidándose como una serpiente mordiéndose la cola.

lunes, 10 de agosto de 2009


Amó aquella vez como si fuese última,
besó a su mujer como si fuese última,
y a cada hijo suyo cual si fuese el único,
y atravesó la calle con su paso tímido.
Subió a la construcción como si fuese máquina,
alzó en el balcón cuatro paredes sólidas,
ladrillo con ladrillo en un diseño mágico,
sus ojos embotados de cemento y lágrima.
Sentóse a descansar como si fuese sábado,
comió su pobre arroz como si fuese un príncipe,
bebió y sollozó como si fuese un náufrago,
danzó y se rió como si oyese música
y tropezó en el cielo con su paso alcohólico.
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro,
y terminó en el suelo como un bulto fláccido,
y agonizó en el medio del paseo público.
Murió a contramano entorpeciendo el tránsito.
Amó aquella vez como si fuese el último,
besó a su mujer como si fuese única,
y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo,
y atravesó la calle con su paso alcohólico.
Subió a la construcción como si fuese sólida,
alzó en el balcón cuatro paredes mágicas,
ladrillo con ladrillo en un diseño lógico,
sus ojos embotados de cemento y tránsito.
Sentóse a descansar como si fuese un príncipe,
comió su pobre arroz como si fuese el máximo,
bebió y sollozó como si fuese máquina,
danzó y se rió como si fuese el próximo
y tropezó en el cielo cual si oyese música.
Y flotó por el aire cual si fuese sábado,
y terminó en el suelo como un bulto tímido,
agonizó en el medio del paseo náufrago.
Murió a contramano entorpeciendo el público.
Amó aquella vez como si fuese máquina,
besó a su mujer como si fuese lógico,
alzó en el balcón cuatro paredes fláccidas,
Sentóse a descansar como si fuese un pájaro,
Y flotó en el aire cual si fuese un príncipe,
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico.
Murió a contramano entorpeciendo el sábado.
Por ese pan de comer y el suelo para dormir,
registro para nacer, permiso para reír,
por dejarme respirar y dejarme existir
Dios le pague.
Por esa grappa de gracia que tenemos que beber,
por ese humo desgracia que tenemos que toser,
por los andamios de gentes para subir y caer
Dios le pague.
Por esa arpía que un día nos va a multar y a escupir,
y por la moscas y besos que nos vendrán a cubrir
y por la calma postrera que al fin nos va a redimir
Dios le pague.