El tiempo iba enrojeciendo y sólo pude ver el sol hundiéndose en el cielo espeso y oscuro. Mi corazón se fundía bajo el terrible ardor de la noche. Sé que este cuerpo de papel va deshaciéndose día tras día, y me invade una cálida sensación de abandono cada vez que miro alrededor. Los pasos van haciéndose más leves y al fin puedo amar aquello que voy perdiendo. Brota una hermosa brisa fresca de dolor de este suelo insípido y sacude mi sueño. Es hora de arrancarte de mí y apenas siento un cosquilleo en el pecho... el agua baja por estas paredes antiguas y polvorientas y curiosamente mi celda violácea y fría perdida para siempre en este universo subterráneo brilla con todos los colores del mundo. Dentro de unos minutos estas palabras se habrán perdido para siempre, como se perdió tu dulce amor en la tormenta. Y no me preocupa. He descubierto que lo único que nace y muere en el mundo es esta vorágine de horror que nos ha devorado. Sólo necesito el agua helada tocando los dedos de mis pies para volverme mil años más viejo. Sólo veo la ventana negra y vacía para que el vértigo me ate los músculos de todo el cuerpo.
Lo supe...y el mundo entero se derrumbó hasta sus últimos pedazos.
Lo supe...y el mundo entero se derrumbó hasta sus últimos pedazos.
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