lunes, 28 de enero de 2008



Me dejo llevar con el hierro candente marcándome el corazón. La herida no dejará de sangrar y su tibieza roja manchará delicadamente tus pañuelos. Me arrojaré al vacío y me consumiré en llamas. Y arderá tal hoguera, que confío en que nunca se apagará.
Ay, el mártir está aquí otra vez, encontrando la belleza. Mira todo con ojos afiebrados. Lo que no comprende lo hace gozar, ensancha su corazón maltrecho. La intensidad de una pasión se mide por la soledad que la precede.
Mil veces lloró su destino perdido. Y soñó con las alas que lo llevarían a alguna parte,
lejos de los rincones en los que se refugiaba con la soga lastimándole las manos.
Su susto blanco y pálido atronaba en silencio la noche
quería quedarse despierto, porque en sueños se podía ir
Y fue un incendio que encendió a todos
una explosión silenciosa que no dejó piedra sobre piedra
y nunca terminó.
La tierra es redonda.
Por mucho que corras, siempre volverás al punto de partida.
AJÁAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!
LA CONTRADICCIÓN ES PRECISAMENTE ESA, EXPLICARLA FILOSÓFICAMENTE DE FORMA IDEALISTA O INCLUSO COMPRENDERLA SIN TRANSFORMARLA. RESALTAR SIEMPRE LA CONTRADICCIÓN DE TAL MODO QUE EL JUEGO SEA SIEMPRE ENCONTRAR LA FORMA DE PARALIZAR LA ACCIÓN.

domingo, 27 de enero de 2008



Lejos, lejos.

El café enfriándose en una mesa. Tu cuerpo helado.


Tu expresión de rencor y una sombra sobre tus ojos. Pude ver como a través de vos, de tu negación. A veces vuelto de espaldas te veo más claro que de frente. La fachada la cuidás, pero en tu patio se acumula la basura. Ya no te importa nada,¿no?


Te vi agarrando lo único que tenés y tomándote el bondi. Te vi los ojos de cansancio y adiviné que en realidad era lo mismo que te fueras o no, pero te tenías que ir por vos, por un patético intento de hacer algo que a nadie le va a importar. Te fuiste de ningún lado para ir a ningún otro.



-¿Por qué será que me escondo, si nadie me quiere ver?



Te gustaría hacerle daño a alguien. Sos insignificante como la mugre que se acumula en tu ropa. Vas caminando sin interés, sabiendo muy bien. Qué terrible debe ser vagar sin ningún propósito sabiendo que sos alguien que sobra, que no existe para nadie.



-Estoy tan solo como este gato, y mucho más porque yo lo sé y él no.



Te veo mirando por la ventana y me sobrecoge lo profundo de tus ojos, lo hondo de tu mirada. Creo que nada rasga más el alma que la soledad.



A fin de cuentas, un resentimiento no es más que un sentimiento subrayado con dolor.

sábado, 26 de enero de 2008


El laberinto es intencionadamente complejo para confundir al que se adentre en él. Laberinto invisible el mío, pero más duro que las piedras. Más indescifrable que los acertijos. ¿En qué momento uno deja de correr por el laberinto y comienza a construirlo, paciente y encarnizadamente, haciéndolo más y más complejo y extendiéndolo hacia afuera, hacia el mundo? El laberinto se adentra en mí y en mis entrañas y juega a habitar también en las tuyas y en el mundo, y se mete por ciudades sombrías y bares sucios e iluminados y bancos de plaza vacíos y se hace ancho, descomunal e infinito y abarca todo el universo y construye pequeños y complejos laberintos en cada rincón. Todo es inmenso y desconcertante y sin sentido y sin embargo, a veces lo destruís con un golpe de tu mirada.

jueves, 24 de enero de 2008


Parecía que el alcohol le ardía en las venas, le latía en la sangre. Todo daba vueltas y era extrañamente absurdo. Y mientras más vueltas daba, menos le importaba.

Se sonrió pensando en que el teatrito ese no iba a durar mucho. El cartón se deshace bajo la lluvia.

Se fumó la vida ahí afuera esperando que pasara (de dónde habré sacado esa idea, se iba a reír después) alguien que lo mirara a los ojos y le reventara el malestar que le crecía adentro. Era la hora donde nadie mira al cielo sin que se le revuelvan las tripas del asco que es el mundo.

Vomitó, respiró el aire fresco.

Linda noche, pensó. Apagó el cigarro en el piso y se fue dando tumbos. A veces hubiera querido que la lluvia limpiara algo más que la mierda de los pájaros.

Ironía

-¿Qué te pasa?
-Nada, ¿por qué?
-Estás llorando.
-Ah...es que tengo una enfermedad de los lagrimales. No se cierran bien. Me van a operar...lo único que voy a ver todo en blanco y negro. No pasa nada...me dijeron que hasta puede ser que llegue a distinguir el rojo.¿No te parece muy de película? Te sangra la mano y ves todo gris y la sangre roja, roja...Lo único que la operación es delicada. Te hacen unos cortecitos en los ojos, y en una parte del cerebro, que parece que tiene que ver con los recuerdos...ahí hay unos conductos que llevan a los lagrimales. Hay que tener cuidado.

(Eso le voy a contestar al que me pregunte "qué te pasa?")

martes, 22 de enero de 2008

Fascinación

Me encanta mirar cómo tu erección apunta directamente hacia mí.
En esos momentos, me siento el centro del universo.

Manicomio (Primera Parte)



¿Por qué me llevan?

Me arrastran sobre un piso helado, manos heladas, miradas heladas. El frío no me deja respirar, aunque afuera hay un sol que me parece sucio. Tengo los pies descalzos y lastimados. Pero no me tienen piedad.

Debo haber hecho algo terrible. Aunque no sé qué es. Alrededor mío todo parece una pesadilla espantosa.

No porque vea nada terrible, porque en realidad no alcanzo a ver nada, sólo pobres diablos enroscados sobre sí mismos (y este pensamiento es curiosamente exacto) Ni su pelo sobre la cara, ni sus brazos me dejan verlos. Algunos están vueltos de espaldas.

Aunque pudiera mirarlos a los ojos, algo me dice que nada encontraría en su mirada. Están vacíos, vacíos como las paredes sucias. Vacíos como el patio sin árboles adonde vamos en el recreo.

Un nudo se me forma en la garganta. Ahora, recordándolo, me hace gracia, porque en ese entonces yo todavía era capaz de sentir nudos. Y todo yo era un nudo, nudo en la garganta, nudo en el estómago, nudo en el corazón.

Y me apretaba más sobre mí mismo. Y los golpes me parecían apretar más, como si me ajustaran.

Una oleada de pánico me inundó. Eso es lo que parecían los otros.

Nudos.

Por eso, fugazmente, quiero gritar. El loco que hay adentro mío quiere gritar. Pero en el manicomio me están volviendo cuerdo. Me miro las manos, y están clavadas al suelo. Me miro los pies, y también están clavados al suelo. Cuando yo era loco podía volar, pero mis alas también me las clavaron al suelo. ¿Y qué podía hacer yo, si hasta las palabras estaban anudadas?

Las duchas frías me desteñían. Cuando yo era loco les dije que la piel se me derretía en color. Y ahora me estaban curando. Ducha tras ducha me vencían. Me iban quitando los colores, me borraban el brillo en los ojos. Me lavaban la fuerza, me lavaban la locura. Y yo me iba volviendo cada vez más gris.

Una vez me llevaron arrastrándome y a las patadas, a los insultos, a un cuarto, el más vacío y más chico.

Me llevaron porque yo había agarrado un clavo oxidado y me había desgarrado la piel. Y es que quería ver si mi sangre seguía siendo roja o también se había vuelto gris.

Volví con un pedazo menos. Pesaba menos, pero debía ser porque me habían quitado los sueños. De nada les servía, porque mis sueños se habían vuelto de carne y hueso y caminaban y se refugiaban en los otros locos. Y todo se hacía cada vez más difícil, y volvían a la carga con golpes cada vez más fuertes, con agua cada vez más fría. Los demás locos no estaban acostumbrados a soñar, porque les habían arrancado la locura de raíz. Ahora no estaban locos, pero no eran cuerdos. Nadie que pisara la locura volvía otra vez. Ellos miraban con ojos sombríos.




Miró a través del cristal, aterido de frío, una habitación iluminada y perfecta. Sentado a la mesa, el mismísimo diablo cenaba una cena de rey.

Miró, alucinado, cómo el diablo giraba sobre sí mísmo y le guiñaba un ojo, levantando su copa.

El gesto de complicidad, de disposición y de ligera burla era demasiado perfecto, con esa lucidez de pesadilla.


Se tapó los ojos echándose hacia atrás, tembloroso, tratando de no vomitar. Fue un relámpago revelador en la noche oscura, una escenografía gris derrumbándose para dejar ver el caos mezclándose tras bambalinas. Descubrió que sus dedos helados ardían, porque la mirada del diablo lo había transformado en una brasa incandescente.


Corrió a los tropezones, ciegamente, sin saber hacia dónde iba, sin importarle tampoco. Se movía como queriendo escapar del maldito secreto que había descubierto y que lo ataría para siempre.


Ahora se encontraba con un calor en su cuerpo que transformaba en cenizas todo lo que tocaba. Desprevenido y torpe, caminaba a ciegas entre las sombras oscuras de la multitud mientras sometía todo lo que tocaba, retorciéndose de dolor. Lo miraban todos. No lo veía nadie. Alguno que otro recibía un breve calor por el fuego de su mirada, que resultaba una brasa más en la hoguera de otros. Pero nada más.

lunes, 21 de enero de 2008

No me hagas esto...

¿Por qué? No soporto que me esquiven, ya no lo soporto más. ¿Desde cuándo? ¿Yo qué sé?
Ahora sí me importa, odio encontrarme otra vez en este círculo del que nunca puedo salir. ¿Para qué me hablan, me confiesan secretos, me llaman, me escuchan, si van a dar vuelta la cara y acá no pasó nada? Si van a volver a su mundo armadito de todos los días, a olvidarse de nada que no sea interesante y perfecto y descomunal, pero que no tenga ni una gota de mí. Soy un respiro cuando ya no lo soportan, echan un vistazo cuando la vista se les cansó de tanto gris. Porque a mí no se me escapa que también se sienten como yo, pero se lo guardan bien guardado en algún lugar remoto y lo van a visitar de vez en cuando. ¿Se les ocurrió alguna vez que alguien que se desangra para explicarles su locura, sus miedos, sus sueños, esperaría tal vez lo mismo de ustedes? No se les ocurre, porque soy puta de una hora, soy una cogida rápida cuando no aguantan más. Bueno, ahora soy yo la que no aguanta más.

domingo, 20 de enero de 2008

Venías rápido, rápido y perdiste el control,
el caos que te sobrevino era muy grande para vos...
pero perdiste, perdiste, nunca tuviste el valor de subir otra vez
y te ocultaste en las alcantarillas con aire de realeza
Rey Rata
Rey Monstruo
Rey de la Basura
De vez en cuando te lamés las heridas
de esa brutal caída
y te sabés indefenso, mientras todos te pasan por encima
se te acercan y mostrás los dientes
que nadie venga a ver cómo te pudrís
es un secreto, secreto del Rey
Y construís increíbles castillos de basura
y componés música con olor a cloacas
y te hechizás por un instante
y te das cuenta de que sos una rata, nada más que una rata
menos mal que te diste cuenta
ya estabas pensando en agarrar de la mano a alguien
y llevarlo ilusionado a que viera tu Reino Basura.
Te ahorraste de ver la mirada incómoda en sus ojos
su asco infinito
verlo disimulando sus arcadas
"muy bonito, muy bonito"
o verlo huir despavorido
sin entender porqué nadie tiene piedad de las pobres ratas
y las manda matar de una vez...
¿De dónde saldrán estos monstruos?
se preguntaría cuando se detenga a recuperar el aliento

viernes, 18 de enero de 2008



Si me ves triste, llevame a ver la ciudad de noche, porque las luces se van a reflejar en mis lágrimas y mis ojos van a volver a brillar.

.

Soy una persona de mierda, pero eso no es una novedad. No sé porqué me sorprendo cada vez que me doy cuenta. Ya estoy harta, me da vergüenza.

Hoy festejaremos los infelices

"Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón."


Hoy festejaremos los infelices.
Hoy será nuestro día
un día de alegre tristeza.
Será una fiesta hiperpoblada
por que somos infinitos.
Bindaremos con vino tinto
y nos sofocará el gentío.
Abriremos las tumbas
y sacaremos a bailar
a nuestros muertos más queridos
Y dios se enojará
rugirá de ira…
pero no nos importará
por que dios no existe.
No será un coctel refinado…
No será una rave
de pastilleros drogadictos…
Hoy festejaremos los infelices.
Los solos.
Los muertos en vida de tristeza.
Los sin casa.
Los sin comida.
Los sin sentido.
Los sin.
Nada.
Los desolados
se cruzaran con ojos cómplices
y encontrarán amantes mediasnaranjas.
Los sin madre volverán al útero
y serán abrigados por una canción de cuna interminable.
Abriremos los loqueros y las cárceles
y cantaremos todos juntos
sin saber desafinando.
Cantaremos a los gritos
bailaremos sin parar
hasta que los huesos se nos pulvericen
y tocaremos nuestras manos.
Palparemos huellas digitales infelices.
Identidad tiste.
Condena.
Hoy festejaremos los infelices.
Se verá ridículo desde la distancia
ver tantas caras grises habitadas por sonrisas.
Que díamaravillosoincreíblesublime.
Durarán hasta el primer canto del primer pájaro
los festejos.
Hasta que el primer rayo leve de luz
nos perfore la cabeza
Como vampiros inmortales
condenados a una inacabable tristeza
dejaremos la fiesta.
Barreremos el cotillón.
Pincharemos los globos
y nos dolerá la cabeza
producto del alcohol barato consumido.
Nos ahorcará el arrepentimiento
la grandiosa eterna madre culpa.
Querremos vomitar eso ácidos jugos
de cargo de conciencia y vino tinto.
Volveremos a nuestras íntimas cámaras de tortura
a que nos siga sangrando el corazón con desenfreno.
Pero despuéscuando todo termine.
Ahora…Ahora vistámonos de riguroso largo y etiqueta
porque hoy…hoy sí…Hoy festejaremos los infelices.
Naty Menstrual

miércoles, 16 de enero de 2008

La independencia del arte por la revolución, y la revolución por la liberación definitiva del arte





"Yo quiero ser comprendido por mi país, pero si no soy comprendido, qué se le va a hacer, pasaré por la tierra natal como pasa la lluvia oblicua".

V. Maiakovski.


El 14 de abril de 1930, a las 10:15 de la mañana Vladimir Maiakovski se pegó un tiro en el callejón de Lubianski con el revólver que le había servido doce años antes para su papel en la película No nací para el dinero.

Militante bolchevique, a los 13 años lo detienen por primera vez acusado de formar parte de la imprenta clandestina del Partido Comunista. Luego, será detenido otras dos veces, la última en 1909 por organizar una fuga de mujeres encarceladas, por lo que cumple un año de prisión: tenía 17 años. Vladimir V. Maiakovski, el poeta tal vez más paradigmático de los acontecimientos revolucionarios, nació en 1893, en la ciudad georgiana de Bagdadi, Rusia, en una familia campesina y pobre. Desde la época de la posguerra se identificó plenamente con el poder leninista. Escribió, tal vez para Lili Brick: "Amar /es arrancarse de las sábanas/ desgarradas por el insomnio./ El amor no es un paraíso de dulzura; /es el asalto rugiente /de una tempestad /de fuego/ y de agua". A los diecinueve años firma el Manifiesto Futurista "Bofetada al gusto público". Fundó el "Frente de la Izquierda del Arte" (LEF). Entre 1919 y 1922 trabajó para la Agencia de noticias ROSTA pintando vidrieras públicas por falta de papel de diario en Rusia. Está considerado como "el poeta de octubre". Editó poesías, escribió obras de teatro, guiones cinematográficos, canciones para el Ejército Rojo y para las instituciones del Estado obrero. Participó en las batallas teóricas de los formalistas, compuso el "Manifiesto Futurista Ruso", diseñó afiches y otros objetos molestos. Fue amigo de Shklovski y enemigo de Gorki y Marinetti.En 1948 los estadounidenses prohibieron la reedición de los poemas de Maiakovski en Alemania, que estaban ya traducidos, editados y dispuestos para la venta. Contínuamente perseguido por la burocracia revolucionaria, el 9 de marzo de 1930 el diario Pravda realiza una dura crítica titulada "Sobre los caprichos del izquierdismo" en contra de su obra teatral Los Baños. Decía: "la intelectualidad pequeño-burguesa revolucionaria, que se unió al proletariado cuando ya se había definido y establecido firmemente su victoria, comienza a sentirse la sal de la tierra. Desconectada del pasado proletario, de su tradición de lucha, la intelectualidad tiende a considerarse como más a la izquierda, más revolucionaria que el proletariado mismo. No cabe duda de que oímos una falsa nota izquierdista en Maiakovski". Antes de suicidarse escribió:


¡A todos!No se culpe a nadie de mi muerte y,por favor, nada de chismes. Lili ámame.Camarada gobierno, mi familia es:Lili Brik, mi madre, mis hermanasy Verónica Vitaldovna Polonskaya.Si se ocupan de asegurarles una existencia decente, gracias.Por favor den los poemas inconclusos a los Brik, ellos los entenderán. Como quien dicela historia ha terminado.El barco del amorse ha estrelladocontra la vida cotidianaY estamos a manotú y yoEntonces ¿para quéreprocharnos mutuamentepor dolores y daños y golpes recibidos?Vidriera 1/ Teatro (desesperadamente silbada)
Mientras sus compañeros futuristas vestían glamorosos trajes, la blusa amarilla, remedo de la vestimenta del obrero ruso, era la prenda habitual de Maiakovski. Como Einstein, a quien admiraba, para no tener que elegir qué ponerse, compró en serie las camisas.Puede decirse que la obra de Maiakovski se articuló alrededor de tres ejes de tensión:*Arte al servicio de la comunidad vs. Arte al servicio del YO. *Afán de comunicar al pueblo vs. incomprensión del pueblo del lenguaje utilizado. *Revolución formal vs. Revolución social.Maiakovski percibe la respiración del mundo futuro latente en lo cotidiano y próximo. Es el entusiasmo dinámico de ese sentimiento el que le hace aullar -como Dadá- transgredir, declamar en los cafés, circos y teatros de Moscú, llamando a las masas en sus poemas y aunando la revolución formal del Futurismo con la revolución social. Nunca dejará de arrojar dardos a toda clase acomodaticia que gobierne su patria.Su primera obra de teatro Vladimir Maiakovski, pieza teatral en verso, fue estrenada el 2 de diciembre de 1913, y debe su nombre al azar. Tuvo lugar en el teatro Luna Park de Petrogrado, por la compañía del Primer Teatro Futurista del mundo, integrada casi en su totalidad por estudiantes aficionados, representando el propio Maiakovski en el rol principal. Un inopinado error al registrar la obra hizo que se confundiera el título con el autor, pasando de llamarse La rebelión de los objetos al homónimo autoral. La obra constaba de dos partes, un prólogo y un epílogo. Al lado del protagonista, el poeta Maiakovski, se movían una serie de siluetas fantásticas, de horrorosos muñecos: el hombre joven, el hombre al que le falta una oreja, el hombre descabezado, el milenario Matusalén, la mujer de las lágrimas grandes, la mujer de las lágrimas pequeñas, que venían a ser como la deformación de las ideas del poeta y de la realidad que le rodeaba al ser reflejada por espejos cóncavos y convexos. Al levantarse el telón, se veía la plaza de una ciudad en la que se celebraba una estrepitosa fiesta de mendigos, pero la alegría es sólo aparente, porque, en realidad, una sombra de tristeza se extiende sobre la ciudad. Muy pronto los mendigos se rebelan contra los poderosos y los objetos se rebelan contra los hombres. El poeta aparece sólo en el escenario y dice:
Jamás comprenderéispor qué yo, tranquilo,entre un vendaval de burlas,levo en un plato el almaal festín de los años futuros.Por el carrillo rasposo de las calles,resbalando como lágrima inútil,yo,quizá seael último poeta.:
Les mostrarécon palabrassencillas, como un mugido,nuestras nuevas almas,zumbantes,como arcos de lámparas.Apenas toque con los dedos vuestra cabezaos crecerán labiospara enormes besosy una lenguaafín a todos los pueblos.
El poeta "tranquilo" ante un "vendaval de burlas" confía en el futuro, su trabajo no está alejado del hombre ordinario, va por la calle pero como un esfuerzo inútil, puesto que hay una disociación entre presente y futuro. En este presente tal vez, él sea el último poeta, el último que pueda cantar los versos de la revolución, del futuro, de lo por venir. El presente está vacío, el futuro lleno de posibilidad, y poblado de electricidad y máquinas. El futurismo es para Maiakovski un lenguaje, la posibilidad formal de revestir de signos su utopía: la comunión de los pueblos, la abolición de las clases, el triunfo del proletariado. Su posición de "último poeta", que hiperboliza la figura del vate, lo transforma en el conductor, el medio para llevar a cabo la utopía.
Maiakovski perfila sus reflexiones, busca el estilo apropiado y, sobre todo, pretende crear una escuela nueva que lo lleva a integrar agrupaciones literarias que, en términos generales, siguen sus prédicas, sus reglas. Menciono sólo cinco de ellas y su definición poética:
1. La poesía es un oficio.
2. La originalidad de los materiales y los procedimientos creativos resultan indispensables.
3. El poeta debe encontrarse siempre en el centro de las cosas y de los acontecimientos sociales. Debe conocer la teoría económica, la vida real, la historia científica. Todo ello es parte vital del trabajo poético.
4. El poeta debe representar los intereses de su clase.
5. Hay que romper con la tesis del arte apolítico.
El poeta se burla de las corrientes anteriores al movimiento futurista y declara: La poesía no consiste en levantar la cabeza hacia el cielo en un rapto de inspiración, para que poco después, la celestial poesía descienda sobre la calva del poeta en forma de paloma, avestruz o pavo real. El trabajo de Marx contra el idealismo hegeliano es cabal en este sentido.A lo largo del argumento de la obra, el poeta pasará a ser objeto de consulta y de admiración por parte de los habitantes de la ciudad. Ha sido nombrado príncipe pero algo comienza a andar mal. Los ciudadanos le dedican sus lágrimas como ofrenda, mientras sus hijos mueren. Las mujeres lo consultan. Un hombre que exhibe dos besos declara que hasta en el cielo algo no está bien:
Las nubes se entregan al cielo,fofas y viles.Se acaba el día.Las mozas del aire también ansían oro,sólo piensan en el dinero.
Una de las obsesiones de Maiakovski será la monetarización social, el traslado trágico de los valores de uso a los valores de cambio. Está temática recorre de alguna manera toda su obra, uno de los puntos álgidos de su desarrollo será, justamente, la película No por dinero de 1918, relacionada -incluso- con su muerte. Durante el desarrollo de la obra el poeta -protagonista, Maiakovski que actuaba de sí mismo- descubre el tráfico, la producción en cadena de nada menos que, besos. Le cuentan cómo un beso hizo ahorcarse a un hombre antes de que pudiera aprisionarlo en un portarretratos. Los besos son niños que surgen de las fábricas y se presentan así ante la gente donadora de lágrimas y ante el poeta. El poeta, quien recoge las lágrimas de las mujeres del pueblo, asustado, apenas consigue hacer la valija. Sabe que tirará esas lágrimas al mar, y volverá,a recorrer la ciudad dejando en las lanzas de las casas al alma a jirones.(...)Yo con mi carga iré a tropezones,arrastrándome más hacia el norte, (...)arrojaré vuestra lágrima al Dios oscuro de las tormentas en el inicio de las fieras.Hasta entonces seguirá siendo el mismo paria visionario. La obra acaba con otro monólogo a modo de epílogo definitivo donde se plasma una contradicción: la escasez de medios de hacerse entender por el pueblo:
Escribí todo esto
de vosotros
pobres ratas.
Sentí no tener pechos:
Os alimentaría como nodriza bonachona.
La acusación de no ser comprendido por el pueblo se basa, como en el Dadaísmo, en consideraciones de tipo formal. El uso de Maiakovski de elementos populares, tradiciones de la Edad Media, teatro de marionetas y artes circenses, muestra un intento por despegarse del futurismo llano. Quizás sea éste el poeta que mejor comprendió el cambio en las artes a partir de la vanguardia, la descomposición de un objeto en sus elementos constitutivos. Esto le posibilita usar la técnica futurista pegada a una tradición tan antigua.En el Cabaret Linterna Roja fundado por el grupo de Maiakovski, se van a dar a conocer los lineamientos de esta llamativa tendencia que pudo fusionar elementos del pasado con lo más novedoso y generar, así, en el espectador, otro placer estético. No entraré aquí en las particularidades del Futurismo Ruso, sin embargo, considero imprescindible señalar la importancia del surgimiento de una línea disidente que de asumió como suya la norma antiburguesa, volviéndose completamente radical: el Cubofuturismo. Habrá entonces un "Futurismo de salón", burgués, imitativo y light y ellos. Cabe señalar que como todo movimiento de vanguardia que se precie de serlo, en el Cubofuturismo también había disidencias internas que llevaron a Maiakovski a enfrentarse con todos. A raíz del estreno de Vladimir Maiakovski, él, junto a Kamenski y David Burliuk emprenden una gira por provincias para dar a conocer las ideas del cubofuturismo.
En el Cabaret entonaban su propio himno que tal vez pudiera ser una canción Dadá:
Comamos piñas,bufones estúpidos,mientras quede con vida el último burgués.
Las obras de teatro de Maiakovski escandalizaban. Durante la primera representación de Vladimir Maiakovski, el público mantuvo una actitud despectiva. El actor Mguébrov, cronista de lo que ocurrió en el Luna Park de Petrogrado, narra: Maiakovski llevaba su habitual blusa amarilla; iba de un lado para otro, fumaba de una forma natural, como si no estuviera en un escenario. A su alrededor se movían los muñecos. En sus movimientos y en sus palabras había algo de incomprensible y terrorífico, pero ¿es que acaso la vida no resulta también incomprensible y no está a veces llena de aconteceres terroríficos? Los espectadores se veían forzados a escuchar con atención y con sus comentarios llegaban casi en algunos momentos a representar el papel del coro. En efecto, cuando el poeta se dirige a los miserables muñecos gritando con su voz potente: "Vosotros, pobres ratas....", la sala se llenó de murmullos y risas contenidas que parecían sugerir el tímido arañar de las ratas a una puerta cerrada. Y en la escena final, el público comenzó a gritar: "No te vayas, Maiakovski".
Mierda, ¿cuándo me podré dejar en paz? Al final termino pensando que uno se protege de la mirada ajena pretendiéndose un asceta cuando en realidad es una rata cobarde que no es capaz de mirarse de frente y aceptar que ése que te está viendo desde el espejo sos vos, y menos vas a aguantar que sea otro el que te mire, porque al otro no lo podés esquivar. Mierda, mierda, mierda.

Lluvia



Por favor, dejame respirar, dejame tranquila. Estoy demasiado asustada. Pero por favor, te lo ruego, no te vayas.

martes, 15 de enero de 2008

Hermann Hesse



Oscila el fuego de la vela en la botella vacía y en el vaso.


En el cuarto hace frío.


Fuera sobre la hierba la lluvia cae blandamente.


Vas al lecho de nuevo para un corto descanso,


lleno de escalofríos y tristeza.


La mañana y la noche vienen otra vez


vienen siempre de nuevo


mientras que tú jamás.

Mi querido lobo estepario, yo no sé si alguien te habrá comprendido alguna vez. Sé que tu locura y tu soledad no fueron gratuitas. Quien crea esto es un imbécil. Nadie podría elegir tu vida austera y dolorosa, aunque estoy segura de que la amabas. Yo amo mi soledad. Por alguna extraña razón a través de la historia sentí palpitar tu llamado. Sentí el poder que irradiabas y la inevitable locura de aquel que se atreve a ahondar en lo profundo del alma humana. Sé de lo que hablabas cuando afirmabas que el hombre se constituye de esa multitud de polos opuestos que luchan entre sí. Al que no es capaz de ignorarlos, lo desgarra. Es extraño vivir una vida paralela en la que sentimos que nadie nos comprende, quizás porque no logramos comprendernos nosotros mismos. Pero la belleza de la vida también está en este tipo de cosas. Hay que vivir, no tengo dudas. Hay que saltar al vacío.

Euforia



¿Cómo hiciste para entrar en mí y en mis sentimientos, para verme y más aún, para pintarme?

jueves, 10 de enero de 2008

Lenguaje

Como pienso que el lenguaje humano debe ser claro y preciso, y el idioma castellano es una lengua llena de variedades sonoras, gramaticales, rica en significados, creí que era mi deber hacer algunas observaciones con respecto a esta palabra tan utilizada en nuestro bello idioma, y que sospecho será frecuente en este rincón de mala muerte, o mejor dicho en esta mierda de blog. (No totalmente original)


La palabra MIERDA: Es simplemente cuestión de educación.
A la palabra mierda es posible relacionarla con todo...

Ubicación geográfica: Andate a la mierda
Valor Dietético: Come mierda
Adjetivo calificativo: Sos una mierda
Egocentrismo: Se cree la gran mierda
Escepticismo: No te creo ni mierda
Venganza: Hagámoslo mierda
Accidente: Se hizo mierda
Efecto visual: No se ve ni mierda
Sentido del olfato: Huele a mierda
Como despedida: Vámonos a la mierda
Metamorfosis: Se chocó y se hizo mierda
Especulación: Que sera esa mierda?
Superlativo: Purísima mierda
Insatisfacción Sexual: Esa vieja es una mierda
Expresión de alegría: Que mierda tan buena
Sorpresa 1: Que mierda es esa?
Sorpresa 2: MIERDA!!!!!
Exceso de velocidad: Va a toda mierda.
Egoísmo: No me regaló ni mierda.
Sentido del gusto: Esto sabe a mierda
Conformismo: Seguimos comiendo mierda
Pasado imperfecto: Que cagada fue esa mierda
Impotencia: No se me paró esa mierda
Acción: Vamos a hacer esa mierda
Ánimos: Apurate con esa mierda
Desorden: Que mierdero!
Hábitos alimenticios: Es un come mierda
Despectivo: No se que se cree la mierda esa
Alquimista: Lo que toca lo hace mierda

lunes, 7 de enero de 2008

Perseguiste el secreto demasiado pronto, y lloraste por la luna...ahora hay una mirada en tus ojos, como agujeros negros en el cielo


Sólo quiero arañarte lastimosamente otra vez. Quiero que me mires y esquivarte como siempre lo hacía. No hay dolor, está disminuyendo. Un barco distante humea en el horizonte...estás atravesándolo a oleadas.Tus labios se mueven pero no puedo oír lo que dices...no te puedo explicar, no lo entenderías.
¿Así que consiguieron hacerte cambiar tus héroes por fantasmas? Y ¿cambiaste un papel principal en la guerra por un papel protagonista en una jaula? Sé que nada puede ser ya como antes, que las mordidas y los insultos entre nosotros, las repentinas treguas y la extraña calma ya no van a volver...han sido reemplazados por la prudente distancia. No todos pueden tolerarlo sin enloquecer. ¿Y ahora qué es lo que te hace pensar que podemos...? Realmente, no me conocés nada.
Ahora es otro el tiempo y es otro el lugar y es otra la gente. Ya no vamos a fantasear juntos, lástima por vos si pensaste que todo iba a ser igual. Te olvidaste nuestro primer principio, farsante. Nosotros siempre estamos cambiando.
* * *
(Esto es de hace mucho, mucho tiempo, con algunos cambios, pero respeté el original. Qué extraño)

domingo, 6 de enero de 2008

Idiota

Con el olor de la marihuana todavía entre los dedos, caminé presurosa para llegar a tiempo, mientras pensaba en lo extraño que era todo y cómo parecía escuchar el soundtrack de una música melancólica que sólo era para mí, y caminaba como en un laberinto sin rumbo, donde las paredes se veían grises e interminables...y yo con la boca abierta de cómo se abría el mundo delante de mis ojos.

Caminando, vi personas que iban delante mío, cruzaban la calle...(amigos, aunque ahora, quién sabe)
Quise cruzar para hablarles, seguir el camino con ellos.
Y abruptamente un colectivo con la velocidad del rayo pasó enfrente mío.
Fue difícil contener las lágrimas mientras veía cómo ellos se perdían a lo lejos.
Dios...nunca me sentí más idiota.
Lo peor es llegar bajando la mirada y tratando de parecer normal aunque uno tiene su pobre espíritu hecho pedazos.

* * *

Ahora que volví a leer el cuento de Cortázar, se me acabó la farsa. Soy idiota, terriblemente idiota. No es que me importe, pero...

No importa, porque puedo estar contenta aunque a veces las ganas de llorar no me dejen caminar. Puedo ser feliz aunque a veces tenga la horrible sensación de que un fuego helado me come las entrañas porque siempre me asombra la magnitud de mi idiotez.

No importa aunque los demás se den cuenta perfectamente y lo disimulen. No importa que me lo digan.
No me importa saber que soy idiota.

Lo verdaderamente horrible es olvidarse y en el frágil momento en que la idiotez no puede estar de la mano con la realidad...
Caerse de cabeza en uno mismo y en su idiotez...otra vez.

Por eso nos decimos orgullosos de ser torpes, inadaptados, extraños...Somos sensibles. Sufrimos (cómo sufrimos..!)
Déjennos burlarnos un poco del mundo, el mundo se burla tanto de nosotros...sería como enojarse con el niño que deseoso de aventuras, camina tres cuadras fuera de su casa.

Hay que ser realmente idiota para...



Hace años que me doy cuenta y no me importa, pero nunca se me ocurrió escribirlo porque la idiotez me parece un tema muy desagradable, especialmente si es el idiota quien lo expone.Puede que la palabra idiota sea demasiado rotunda, pero prefiero ponerla de entrada y calentita sobre el plato aunque los amigos la crean exagerada, en vez de emplear cualquier otra como tonto, lelo o retardado y que después los mismos amigos opinen que uno se ha quedado corto. En realidad no pasa nada grave pero ser idiota lo pone a uno completamente aparte, y aunque tiene sus cosas buenas es evidente que de a ratos hay como una nostalgia, un deseo de cruzar a la vereda de enfrente donde amigos y parientes están reunidos en una misma inteligencia y comprensión, y frotarse un poco contra ellos para sentir que no hay diferencia apreciable y que todo va benissimo. Lo triste es que todo va malissimo cuando uno es idiota, por ejemplo en el teatro, yo voy al teatro con mi mujer y algún amigo, hay un espectáculo de mimos checos o de bailarines tailandeses y es seguro que apenas empiece la función voy a encontrar que todo es una maravilla. Me divierto o me conmuevo enormemente, los diálogos o los gestos o las danzas me llegan como visiones sobrenaturales, aplaudo hasta romperme las manos y a veces me lloran los ojos o me río hasta el borde del pis, y en todo caso me alegro de vivir y de haber tenido la suerte de ir esa noche al teatro o al cine o a una exposición de cuadros, a cualquier sitio donde gentes extraordinarias están haciendo o mostrando cosas que jamás se habían imaginado antes, inventando un lugar de revelación y de encuentro, algo que lava de los momentos en que no ocurre nada más que lo que ocurre todo el tiempo.Y así estoy deslumbrado y tan contento que cuando llega el intervalo me levanto entusiasmado y sigo aplaudiendo a los actores, y le digo a mi mujer que los mimos checos son una maravilla y que la escena en que el pescador echa el anzuelo y se ve avanzar un pez fosforecente a media altura es absolutamente inaudita. Mi mujer también se ha divertido y ha aplaudido, pero de pronto me doy cuenta (ese instante tiene algo de herida, de agujero ronco y húmedo) que su diversión y sus aplausos no han sido como los míos, y además casi siempre hay con nosotros algún amigo que también se ha divertido y ha aplaudido pero nunca como yo, y también me doy cuenta de que está diciendo con suma sensatez e inteligencia que el espectáculo es bonito y que los actores no son malos, pero que desde luego no hay gran originalidad en las ideas, sin contar que los colores de los trajes son mediocres y la puesta en escena bastante adocenada y cosas y cosas. Cuando mi mujer o mi amigo dicen eso --lo dicen amablemente, sin ninguna agresividad-- yo comprendo que soy idiota, pero lo malo es que uno se ha olvidado cada vez que lo maravilla algo que pasa, de modo que la caída repentina en la idiotez le llega como al corcho que se ha pasado años en el sótano acompañando al vino de la botella y de golpe plop y un tirón y no es mas que corcho. Me gustaría defender a los mimos checos o a los bailarines tailandeses, porque me han parecido admirables y he sido tan feliz con ellos que las palabrasnteligentes y sensatas de mis amigos o de mi mujer me duelen como por debajo de las uñas, y eso que comprendo perfectamente cuánta razón tienen y cómo el espectáculo no ha de ser tan bueno como a mí me parecía (pero en realidad a mí no me parecía que fuese bueno ni malo ni nada, sencillamente estaba transportado por lo que ocurría como idiota que soy, y me bastaba para salirme y andar por ahí donde me gusta andar cada vez que puedo, y puedo tan poco). Y jamás se me ocurriría discutir con mi mujer o con mis amigos porque sé que tienen razón y que en realidad han hechomuy bien en no dejarse ganar por el entusiasmo, puesto que los placeres de la inteligencia y la sensibilidad deben nacer de un juicio ponderado y sobre todo de una actitud comparativa, basarse como dijo Epicteto en lo que ya se conoce para juzgar lo que se acaba de conocer, pues eso y no otra cosa es la cultura y la sofrosine. De ninguna manera pretendo discutir con ellos y a lo sumo me limito a alejarme unos metros para no escuchar el resto de las comparaciones y los juicios, mientras trato de retener todavía las últimas imágenes del pez fosforecente que flotaba en mitad del escenario, aunque ahora mi recuerdo se ve inevitablemente modificado por las críticas inteligentísimas que acabo de escuchar y no me queda más remedio que admitir la mediocridad de lo que he visto y que sólo me ha entusiasmado porque acepto cualquier cosa que tenga colores y formas un poco diferentes. Recaigo en la conciencia de que soy idiota, de que cualquier cosa basta para alegrarme de la cuadriculada vida, yentonces el recuerdo de lo que he amado y gozado esa noche se enturbia y se vuelve cómplice, la obra de otros idiotas que han estado pescando o bailando mal, con trajes y coreografías mediocres, y casi es un consuelo pero un consuelo siniestro el que seamos tantos los idiotas que esa noche se han dado cita en esa sala para bailar y pescar y aplaudir. Lo peor es que a los dos días abro el diario y leo la crítica del espectáculo, y la crítica coincide casi siempre y hasta con las mismas palabras cono que tan sensata e inteligentemente han visto y dicho mi mujer o mis amigos. Ahora estoy seguro de que no ser idiota es una de las cosas más importantes para la vida de un hombre, hasta que poco a poco me vaya olvidando, porque lo peor es que al final me olvido, por ejemplo acabo de ver un pato que nadaba en uno de los lagos del Bois de Boulogne, y era de una hermosura tan maravillosa que no pude menos que ponerme en cuclillas junto al lago y quedarme no sé cuánto tiempo mirando su hermosura, la alegría petulante de sus ojos, esa doble línea delicada que corta su pecho en el agua del lago y que se va abriendo hasta perderseen la distancia. Mi entusiasmo no nace solamente del pato, es algo que el pato cuaja de golpe, porque a veces puede ser una hoja seca que se balancea en el borde de un banco, o una grúa anaranjada, enormísima y delicada contra el cielo azul de la tarde, o el olor de un vagón de tren cuando uno entra y se tiene un billete para un viaje de tantas horas y todo va a ir sucediendo prodigiosamente, el sándwich de jamón, los botones para encender o apagar la luz (una blanca y otra violeta), la ventilación regulable, todo eso me parece tan hermoso y casi tan imposible que tenerlo ahí a mi alcance me llena de una especie de sauce interior, de una verde lluvia de delicia que no debería terminar más. Pero muchos me han dicho que mi entusiasmo es una prueba de inmadurez (quieren decir que soy idiota, pero eligen las palabras) y que no es posible entusiasmarse así por una tela de araña que brilla al sol, puesto que si uno incurre en semejantes excesos por una tela de araña llena de rocío, ¿qué va a dejar para la noche en que den King Lear? A mí eso me sorprende un poco, porque en realidad el entusiasmo no es una cosa que se gaste cuando uno es realmente idiota, se gasta cuando uno es inteligente y tiene sentido de los valores y de la historicidad de las cosas, y por eso aunque yo corra de un lado a otro del Bois de Boulogne para ver mejor el pato, eso no me impedirá esa misma noche dar enormes saltos de entusiasmo si me gusta como canta Fischer Dieskau. Ahora que lo pienso la idiotez debe ser eso: poder entusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste, sin que un dibujito en una pared tenga que verse menoscabado por el recuerdo de los frescos de Giotto en Padua. La idiotez debe ser una especie de presencia y recomienzo constante: ahora me gusta esta piedrita amarilla, ahora me gusta "L'année dernière à Marienbad", ahora me gustas tú, ratita, ahora me gusta esa increíble locomotora bufando en la Gare de Lyon, ahora me gusta ese cartel arrancado y sucio. Ahora me gusta, me gusta tanto, ahora soy yo, reincidentemente yo, el idiota perfecto en su idiotez que no sabe que es idiota y goza perdido en su goce, hasta que la primera frase inteligente lo devuelva a la conciencia de su idiotez y lo haga buscar presuroso un cigarrillo con manos torpes, mirando al suelo, comprendiendo y a veces aceptando porque también un idiota tiene que vivir, claro que hasta otro pato u otro cartel, y así siempre.
J. Cortázar

viernes, 4 de enero de 2008

El perseguidor


El ron con el nescafé no estaba mal del todo, y los tres nos hemos sentido mucho mejor después del segundo trago y de un cigarrillo. Ya para entonces he advertido que Johnny se retraía poco a poco y que seguía haciendo alusiones al tiempo, un tema que le preocupa desde que lo conozco. He visto pocos hombres tan preocupados por todo lo que se refiere al tiempo. Es una manía, la peor de sus manías, que son tantas. Pero él la despliega y la explica con una gracia que pocos pueden resistir. Me he acordado de un ensayo antes de una grabación, en Cincinnati, y esto era mucho antes de venir a París, en el cuarenta y nueve o el cincuenta. Johnny estaba en gran forma en esos días, y yo había ido al ensayo nada más que para escucharlo a él y también a Miles Davis. Todos tenían ganas de tocar, estaban contentos, andaban bien vestidos (de esto me acuerdo quizá por contraste, por lo mal vestido y lo sucio que anda ahora Johnny), tocaban con gusto, sin ninguna impaciencia, y el técnico de sonido hacia señales de contento detrás de su ventanilla, como un babuino satisfecho. Y justamente en ese momento, cuando Johnny estaba como perdido en su alegría, de golpe dejó de tocar y soltándole un puñetazo a no sé quién dijo: "Esto lo estoy tocando mañana", y los muchachos se quedaron cortados, apenas dos o tres siguieron unos compases, como un tren que tarda en frenar, y Johnny se golpeaba la frente y repetía: "Esto ya lo toqué mañana, es horrible, Miles, esto ya lo toqué mañana", y no lo podían hacer salir de eso, y a partir de entonces todo anduvo mal, Johnny tocaba sin ganas y deseando irse (a drogarse otra vez, dijo el técnico de sonido muerto de rabia), y cuando lo vi salir, tambaleándose y con la cara cenicienta, me pregunté si eso iba a durar todavía mucho tiempo. -Creo que llamaré al doctor Bernard -ha dicho Dédée, mirando de reojo a Johnny, que bebe su ron a pequeños sorbos-. Tienes fiebre, y no comes nada. -El doctor Bernard es un triste idiota -ha dicho Johnny, lamiendo su vaso-. Me va a dar aspirinas, y después dirá que le gusta muchísimo el jazz, por ejemplo Ray Noble. Te das una idea, Bruno. Si tuviera el saxo lo recibiría con una música que lo haría bajar de vuelta los cuatro pisos con el culo en cada escalón. -De todos modos no te hará mal tomarte las aspirinas -he dicho, mirando de reojo a Dédée-. Si quieres yo telefonearé al salir, así Dédée no tiene que bajar. Oye pero ese contrato... Si empiezas pasado mañana creo que se podrá hacer algo. También yo puedo tratar de sacarle un saxo a Rory Friend. Y en el peor de los casos... La cuestión es que vas a tener que andar con más cuidado, Johnny. -Hoy no -ha dicho Johnny mirando el frasco de ron-. Mañana, cuando tenga el saxo. De manera que no hay por qué hablar de eso ahora. Bruno, cada vez que me doy mejor cuenta de que el tiempo... Yo creo que la música ayuda siempre a comprender un poco este asunto. Bueno, no a comprender porque la verdad es que no comprendo nada. Lo único que hago es darme cuenta de que hay algo. Como esos sueños, no es cierto, en que empiezas a sospecharte que todo se va a echar a perder, y tienes un poco de miedo por adelantado; pero al mismo tiempo no estás nada seguro, y a lo mejor todo se da vuelta como un panqueque y de repente estás acostado con una chica preciosa y todo es divinamente perfecto.


Un día empecé a sentir algo en el métro, después me olvidé... Y entonces se repitió, dos o tres días después. Y al final me di cuenta. Es fácil de explicar, sabes, pero es fácil porque en realidad no es la verdadera explicación. La verdadera explicación sencillamente no se puede explicar.
Me puse a pensar en mi vieja, después en Lan y los chicos, y claro, al momento me parecía que estaba caminando por mi barrio, y veía las caras de los muchachos, los de aquel tiempo. No era pensar, me parece que ya te he dicho muchas veces que yo no pienso nunca; estoy como parado en una esquina viendo pasar lo que pienso, pero no pienso lo que veo.

Apenas me senté me puse a pensar en ellos. Pero al mismo tiempo me daba cuenta de que estaba en el métro, y vi que al cabo de un minuto más o menos llegábamos a Odéon, y que la gente entraba y salía. Entonces seguí pensando en Lan y vi a mi vieja cuando volvía de hacer las compras, y empecé a verlos a todos, a estar con ellos de una manera hermosísima, como hacia mucho que no sentía. Los recuerdos son siempre un asco, pero esta vez me gustaba pensar en los chicos y verlos. Si me pongo a contarte todo lo que vi no lo vas a creer porque tendría para rato. Y eso que ahorraría detalles. Por ejemplo, para decirte una sola cosa, veía a Lan con un vestido verde que se ponía cuando iba al Club 33 donde yo tocaba con Hamp. Veía el vestido con unas cintas, un moño, una especie de adorno al costado y un cuello... No al mismo tiempo, sino que en realidad me estaba paseando alrededor del vestido de Lan y lo miraba despacio. Y después miré la cara de Lan y la de los chicos, y después me acordé de Mike que vivía en la pieza de al lado, y cómo Mike me había contado la historia de unos caballos salvajes en Colorado, y él que trabajaba en un rancho y hablaba sacando pecho como los domadores de caballos...
-Johnny -ha dicho Dédée desde su rincón. -Fíjate que solamente te cuento un pedacito de todo lo que estaba pensando y viendo. ¿Cuánto hará que te estoy contando este pedacito? -No sé, pongamos unos dos minutos. -Pongamos unos dos minutos -remeda Johnny-. Dos minutos y te he contado un pedacito nada más. Si te contara todo lo que les vi hacer a los chicos, y cómo Hamp tocaba Save it, pretty mamma y yo escuchaba cada nota, entiendes, cada nota, y Hamp no es de los que se cansan, y si te contara que también le oí a mi vieja una oración larguísima, donde hablaba de repollos, me parece, pedía perdón por mi viejo y por mí y decía algo de unos repollos... Bueno, si te contara en detalle todo eso, pasarían más de dos minutos, ¿eh, Bruno? -Si realmente escuchaste y viste todo eso, pasaría un buen cuarto de hora -le he dicho, riéndome. -Pasaría un buen cuarto de hora, eh, Bruno. Entonces me vas a decir cómo puede ser que de repente siento que el métro se para y yo me salgo de mi vieja y Lan y todo aquello, y veo que estamos en Saint-Germain-des-Prés, que queda justo a un minuto y medio de Odéon.
FRAGMENTO DE "EL PERSEGUIDOR", DE CORTÁZAR.