Mierda, ¿cuándo me podré dejar en paz? Al final termino pensando que uno se protege de la mirada ajena pretendiéndose un asceta cuando en realidad es una rata cobarde que no es capaz de mirarse de frente y aceptar que ése que te está viendo desde el espejo sos vos, y menos vas a aguantar que sea otro el que te mire, porque al otro no lo podés esquivar. Mierda, mierda, mierda.
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