domingo, 27 de enero de 2008



Lejos, lejos.

El café enfriándose en una mesa. Tu cuerpo helado.


Tu expresión de rencor y una sombra sobre tus ojos. Pude ver como a través de vos, de tu negación. A veces vuelto de espaldas te veo más claro que de frente. La fachada la cuidás, pero en tu patio se acumula la basura. Ya no te importa nada,¿no?


Te vi agarrando lo único que tenés y tomándote el bondi. Te vi los ojos de cansancio y adiviné que en realidad era lo mismo que te fueras o no, pero te tenías que ir por vos, por un patético intento de hacer algo que a nadie le va a importar. Te fuiste de ningún lado para ir a ningún otro.



-¿Por qué será que me escondo, si nadie me quiere ver?



Te gustaría hacerle daño a alguien. Sos insignificante como la mugre que se acumula en tu ropa. Vas caminando sin interés, sabiendo muy bien. Qué terrible debe ser vagar sin ningún propósito sabiendo que sos alguien que sobra, que no existe para nadie.



-Estoy tan solo como este gato, y mucho más porque yo lo sé y él no.



Te veo mirando por la ventana y me sobrecoge lo profundo de tus ojos, lo hondo de tu mirada. Creo que nada rasga más el alma que la soledad.



A fin de cuentas, un resentimiento no es más que un sentimiento subrayado con dolor.

No hay comentarios: