Apenas tiendo las manos moldeo como arcilla todo lo que está a mi alrededor. Pero no quiero naturaleza muerta. La verdadera emoción está en la incómoda psicodelia que me entra por la piel y los oídos, me envuelve y lentamente me hace subir, me da escalofríos, me hace arder las entrañas, me deja con la boca abierta y expectante, recibiendo los cálidos latidos, hasta el golpe final e interminable que me recorre el cuerpo y me hace abrir los ojos y ver hasta las últimas gotas de aire.
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