domingo, 14 de junio de 2009

Rodó el desencuentro
Arraigando esa distancia
que voló desde el pasado,
remontando las miradas
que tiñeron nuestro abrazo,
Asentándose en el fondo
de un corazón encerrado,
de los sueños que desgarran
por la noche
nuestra calma,
las preguntas en silencio
que anidan en cada cuerpo
El destino sin encuentro
que nos va marcando a fuego...
Y no quedan más promesas,
se abandonan en el viento,
qué dolores tan absurdos
los dolores del destiempo,
las sonrisas derrumbadas
por la fuerza de este miedo
Y se posa en las paredes el forzado y viejo anhelo,
coloreado en acuarelas
que la lluvia hará su presa...pero que hoy
me inunda el cuerpo de tatuajes incompletos.
Y rogamos impotentes volver a la misma senda,
sin pelear un solo instante las banderas desplegadas
y el profundo abismo roto
nos envuelve nuevamente
Un disparo agudo suena por encima de nosotros,
debajo del aire, mezclando la pólvora
con nuestras lágrimas
y lloro con más fuerza la entrañable cobardía
que no supo replegarse
en el llamado más sincero, en el fuego desnudado
en el medio de la nieve,
con reparos, con reproches
arrojados a tu paso, con un velo misterioso
ocultando este desorden,
mis manos temblando...
y resuena sin descanso
el eco de tus pasos
en la absurda letanía de este lecho de hojas secas,
con ojos que observan, fulgurando tu ausencia,
refugio de cavernas solitarias y espesas...
No descansa la tristeza por volcarse nuevamente,
se acrecienta y se apodera
de vida amarga y fresca...

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