martes, 4 de junio de 2013

Me despierto como si en sueños me hubiera golpeado contra una pared de ladrillo. Todos estuvieron allí, en mis sueños, haciendo cosas probables si la urbanidad no impidiera que las cosas sigan su curso. Coger, llorar, pelear, matar. Casi inconscientemente pienso que en mi cama está el bicho que succiona sangre hasta hacerme morir. No estoy tan lejos de los libros ni de los sueños. Toda esta realidad viscosa se esconde para provocarme pesadillas en un almohadón de plumas.

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