viernes, 18 de julio de 2008

En la azorada caminata de la noche
atormentada y vacía
del cortejo de luces y ruidos
voy perdiéndome de a poco
Y las calles se van haciendo indiferentes
a mi opinión,
y se vuelven insulsas y distantes
y mi pecho se cierra sin encontrar
hacia dónde volar
Y vuelvo sobre mis pasos inseguros
vacilante, echo a correr
porque no puedo entender
cómo se desdibuja el horizonte
y acercándose,
la sensación de ahogo inminente
Pero en la loca carrera
encuentro la paz
de saber que no volveré hoy
ni mañana
de esta espesa telaraña
de que las tragedias y miserias
necesitan locura para verlas
Y mis pasos se van apagando
apenas puedo respirar
muy hondo y mirar
con ojos llenos de luz
y una sonrisa ensombrecida
tendida de espaldas,
el amanecer

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