miércoles, 5 de noviembre de 2008

Pobre cuerpo flaco y aterido
es hora de correr
sólo necesitamos una voz de alarma
y vamos acobardándonos en la celda
y un día somos demasiado viejos,
demasiado buenos
demasiado cuerdos como para huir
y las voces claras y sufrientes que gritan
hasta casi perder la razón
sólo nos merecen una sonrisa irónica
en la que se refleja, con amargura
la cobardía que ha estado matando
nuestro corazón poco a poco
el temor de un niño desencadena el llanto
una voz dulce aprisionándolo en una jaula
y una herida que ha quedado
abierta para siempre en mi frente
aún sigue ahí aunque no puedan verla
y lo sé porque cada mañana, al levantarme
siento el ardor incandescente
y termino por ocultarme
a los ojos de todos

1 comentario:

Johnny Drama dijo...

"Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos"
a.p