lunes, 25 de mayo de 2009

Mientras mi cuerpo se balancea imaginariamente sobre la tierra pendular, mi cabeza está flotando a kilómetros de altura, allí donde la presión se hace insostenible y la perplejidad abraza lo desconocido. Mis pensamientos están hechos de materia orgánica en peligro de descomposición y la brisa helada que rodea mis brazos y mis piernas es lo único que disipa el hedor haciendo brillar mis pupilas, como a un faro abandonado en el medio de la noche.

1 comentario:

Javier dijo...

¿Si las estrellas se encienden,
quiere decir que a alguien les hace falta,
quiere decir que son necesarias,
quiere decir que es indispensable,
que todas las noches,
sobre cada techo,
se encienda aunque más no sea una estrella?

Que tengas buenas noches Eva.