lunes, 19 de enero de 2009

Cuando veo toda esta parodia de brillantes colores y de luces hipnóticas, cuando escucho esas risas agudas y entrecortadas que se abren paso en una marea de lúgubres sonidos, algo dentro de mí se rompe dolorosamente, sólo por un segundo, y es en ese segundo en el que siento que mi sangre se vuelve espesa y violeta y una capa de cenizas se desploma sobre un mundo revuelto y gis que aún no logra salir de sí mismo.

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